En Septiembre de 2010 fui al Reclusorio Preventivo Varonil Oriente (RPVO) como voluntario ofreciendo mis servicios para dar clases de dibujo y pintura; en un inicio surgió de la necesidad (o curiosidad) de brindar atención a un sector desatendido por los medios culturales, un experimento en principio para analizar si existían personas con el interés y habilidades hacia estas actividades; fue una sorpresa increíble el que los pocos estudiantes que están inscritos al Taller (10 en una población de 13,000, 0.0007%) asistan con tanto entusiasmo, puntualidad e ímpetu.
Partiendo de ejercicios básicos (análisis de la sombra, rostros, estructuración de un cuerpo, proporción, perspectiva, etc.) para identificar el nivel de habilidades como primera etapa para después pasar a técnicas como pastel, acrílico y óleo. Estamos trabajando en la interpretación de cada alumno en su entorno, sus realidades cotidianas: comida, compañeros de celda, filas de asistencia, días de visita, el interior de sus celdas, etc.
En un Reclusorio donde existe una basta sobrepoblación (diseñada en 1975 para 1,500 internos y ahora cuenta con 13,000, 767% mas) los internos tienen que improvisar para realizar actividades cotidianas. En celdas diseñadas para 3 usuarios, donde ahora en algunos casos viven 28, es increíble presenciar el nivel de sobrevivencia que experimentan y con el Taller permitirles plasmar en dibujos y pinturas sus realidades, tomando el arte como salida de expresión para el mundo exterior.
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